Jean-Baptiste Lamarck

El lamarquismo es una teoría compleja propuesta en el siglo XIX por el biólogo francés Jean-Baptiste Lamarck para explicar la evolución de las especies.
A partir de 1790 Lamarck trató de unificar toda la ciencia bajo una filosofía general basada en unas pocas leyes. El término filosofía se aplicaba, en los siglos XVIII y XIX, en el sentido de teoría, y Lamarck tenía muy clara una idea que hoy no es contemplada por muchos de los especialistas de la moderna biología: para cualquier disciplina científica es imprescindible una base teórica unificadora que la dote de coherencia y permita entender los fenómenos estudiados: Nadie ignora que toda ciencia debe tener su filosofía, y que sólo por este camino puede hacer progresos reales. En vano consumirán los naturalistas todo su tiempo en describir nuevas especies [...] porque si la filosofía es olvidada, sus progresos resultarán sin realidad y la obra entera quedará imperfecta.
A diferencia de Darwin, cuyo modelo de selección natural es simple, el modelo propuesto por Lamarck para explicar cambios evolutivos se basa en tres ejes principales: uso y desuso, generación espontánea y tendencia inmanente a mayor complejidad.

Para explicar el origen de nuevas líneas filéticas Lamarck asumió la teoría de la generación espontánea de organismos poco complejos, aceptando la demostración de Spallanzani sobre la imposibilidad de generación espontánea de organismos complejos, que irían transformándose en otros más complejos en el transcurso de la evolución. Los organismos más complejos serían pues los que provienen de líneas más antiguas, y los más sencillos los que más recientemente se han originado.

La teoría ecológica de Lamarck
Además de la biología, Lamarck es el fundador de la ecología, y ésta es otra de sus grandes anticipaciones.
Los organismos vivos, dice Lamarck, tienen la capacidad de responder a cambios en las condiciones ambientales y restablecer la armonía con su medio. Los cambios ambientales modifican sus necesidades, lo que a su vez determina cambios en su conducta tendentes a satisfacer las nuevas necesidades o nuevos hábitos, y éstos por último requerirían el uso más frecuente de ciertas estructuras u órganos, lo que conllevaría su mayor desarrollo o tamaño. Así la variación sería causada por el ambiente mismo.
Ahora bien, las circunstancias del entorno provocan transformaciones directas únicamente en las plantas y los animales inferiores, en realidad. Por lo que se refiere a aquellos animales que poseen sistema nervioso, la modificación de las circunstancias ambientales a que están sometidos lo que origina son nuevas necesidades, que producen nuevos hábitos, que, a su vez, después de muchas generaciones, dan lugar a la aparición de nuevos órganos. La función crea el órgano es el conocido lema que suele utilizarse como resumen del transformismo lamarckiano, y que debe complementarse con el supuesto de que en los animales de menor complejidad las condiciones externas pueden inducir cambios directamente.
Frente al determinismo genetista, la propuesta de Lamarck es dialéctica. La naturaleza es a la vez productor y producto. El ambiente condiciona la evolución de todas las especies pero, a la vez, es posible actuar sobre dicho ambiente. Además de la selección natural sobre la que incidió Darwin, también es posible la selección artificial, tanto para mejorar como para destruir el medio ambiente.
A diferencia de Darwin Lamarck no percibió una ascendencia común de todos los seres vivos como ramificaciones desde un tronco común como propugnaría más tarde Darwin.
Lamarck tampoco contempló nunca a individuos diferentes dentro de una especie.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

quiero saber tu opinion..deja tu comentario.
gracias